istockphoto 1398077109 612×612
Este domingo, los dominicanos rinden homenaje al ser que representa el alma y el corazón de la familia: la madre. Con expresiones de amor, respeto y veneración, el país celebra el Día de las Madres, una fecha profundamente significativa marcada por la gratitud hacia quienes han recibido el don divino de la maternidad.
En medio de un mundo agitado por la incertidumbre y atrapado en dinámicas de consumismo, esta jornada invita a detenerse y rendir tributo a esa figura maternal que, con ternura heredada de la Virgen María, protege y guía con oración y sacrificio a sus hijos y generaciones futuras.
Más allá de los regalos y celebraciones, esta conmemoración es también ocasión para reflexionar sobre el dolor de muchas madres que han perdido a sus hijos por la violencia, la guerra, la delincuencia o la injusticia social. El rostro que ayer sonreía al dar vida, hoy puede mostrar el dolor más profundo cuando esa vida es truncada de forma antinatural.
La madre, símbolo de lucha y esperanza, ha estado siempre al frente en las batallas por la justicia, la equidad y la defensa de la familia. En escenarios marcados por conflictos o pobreza, ella recoge los escombros del sufrimiento con su corazón inquebrantable.
En este día, los dominicanos también recuerdan con devoción a las madres fallecidas, elevando oraciones en su memoria, reconociendo su legado de valores, rectitud, solidaridad y amor incondicional. Como reza el sentir popular, este día es para entonar “un himno de intenso amor filial”.
Aunque el comercio se activa en busca del obsequio perfecto, toda madre anhela, por encima de todo, la unión familiar, vivir en una sociedad justa, inclusiva y pacífica, donde se garanticen derechos fundamentales como la educación, la salud, la vivienda y el trabajo digno.
El Día de las Madres, celebrado en la República Dominicana el último domingo de mayo, es más que una fecha: es un recordatorio de que el amor maternal, en su forma más pura, es el mayor pilar de cualquier nación.