La directiva que el presidente Donald Trump ha dado al Pentágono de empezar a utilizar la fuerza militar contra determinadas bandas, pandillas y cárteles latinoamericanos ha puesto en el punto de mira a estos grupos y ha suscitado una serie de preguntas sobre cuestiones legales, la intervención estadounidense en el extranjero y qué organización podría fijarse como objetivo.
Sigue sin estar claro qué planes está elaborando el Pentágono para una posible acción y dónde podrían tener lugar las posibles operaciones militares. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo el viernes que está “absolutamente descartado” que ocurra la acción militar estadounidense en su país.
Trump ordenó al Pentágono que empezara a utilizar la fuerza militar contra ciertos cárteles de la droga latinoamericanos que su gobierno ha considerado organizaciones terroristas. El Departamento de Estado designó en febrero a varias bandas, pandillas y cárteles como organizaciones terroristas extranjeras.
Con sede en el estado de Sinaloa, en el oeste de México. Fundado hace más de 30 años por Joaquín Guzmán Loera, el capo de la droga conocido como el Chapo, e Ismael Zambada García, un jefe conocido como el Mayo, el Cártel de Sinaloa es desde hace tiempo una de las bandas delictivas más temibles del mundo.
El cártel coordina una amplitud de células criminales no solo del estado de Sinaloa, sino de todo México, con socios, asociados y operativos en todo el mundo, y se ha convertido en uno de los principales productores de fentanilo, el opioide que ha tenido un efecto devastador en Estados Unidos.
A pesar de la captura de su líder, el Chapo Guzmán, el cártel ha encontrado formas de adaptarse y sigue introduciendo fentanilo y otras drogas en Estados Unidos, lo que ilustra lo difícil que sería eliminar su red.
Con sede en el estado de Jalisco, en el oeste de México. El Cártel Jalisco Nueva Generación, durante mucho tiempo archienemigo del Cártel de Sinaloa, parece estar ahora a punto de convertirse en uno de los mayores narcotraficantes del mundo mediante una alianza con una facción del Cártel de Sinaloa controlada por los hijos del Chapo.
El cártel de Jalisco se ha atrincherado en gran parte de los sectores ilegal y legal de la economía mexicana, y ha obtenido ganancias no solo de las drogas y las armas, sino también de los bienes inmuebles, los aguacates y los tiempos compartidos.
Según el Departamento de Estado, el grupo dispone de una red bien desarrollada en todo el continente americano, con enlaces en Australia, China y el sudeste asiático.
Con sede en el estado de Nuevo León, en el noreste de México. El Cártel del Noreste empezó como los Zetas, ejecutores violentos de otro grupo. A principios de la década de 2000, los Zetas ganaron prominencia al utilizar la violencia para enviar mensajes públicos, y para el 2012 ya controlaban grandes franjas de territorio.
Las rivalidades internas y el asesinato de su líder a manos de elementos de la Marina mexicana en 2012 parecieron debilitar a los Zetas. Pero una parte de la banda resurgió como el Cártel del Noreste, que operaba a ambos lados de la frontera y traficaba drogas, armas y migrantes a través de la frontera para obtener enormes ganancias.
Con origen en Venezuela. Desde una prisión en un estado del norte de Venezuela, la red e influencia del Tren de Aragua se ha extendido a otras partes de América Latina, y el grupo se ha hecho conocido por explotar a migrantes vulnerables mediante el tráfico y el secuestro.
El gobierno de Joe Biden etiquetó a la banda como organización delictiva transnacional en 2024, y en Estados Unidos se ha acusado a personas vinculadas a ella de delitos como tiroteos y trata de personas, en su mayoría dirigidos contra miembros de la comunidad venezolana.
El gobierno de Trump ha convertido a la banda en uno de los focos de sus esfuerzos de deportación y de su retórica, que, según los solicitantes de asilo venezolanos, arroja una atmósfera de sospecha y estigma sobre quienes huyen de la violencia y la represión política.
Vinculada a El Salvador. La MS-13 surgió en las calles de Los Ángeles en la década de 1980 como una red delictiva entre inmigrantes de El Salvador, y ha trasladado su base de poder a Centroamérica.
El grupo fue la primera pandilla delictiva callejera designada como organización criminal transnacional por el Departamento del Tesoro estadounidense en 2012. Fue una de las pandillas que crearon caos y violencia en El Salvador durante muchos años, hasta que el presidente Nayib Bukele tomó medidas enérgicas contra los grupos delictivos mediante una campaña de detenciones masivas que comenzó en 2022.
El grupo fue uno de los principales objetivos de Trump durante su primer mandato, y los funcionarios de su segundo mandato han seguido persiguiendo casos.
Bukele también ha ayudado a los esfuerzos de deportación de Trump, por los que Estados Unidos ha pagado a El Salvador millones de dólares, y se añadió un importante incentivo a petición de Bukele: la devolución de los principales líderes de la MS-13 bajo custodia estadounidense.
Con sede en el estado de Tamaulipas, en el norte de México. Esta banda, una de las organizaciones delictivas más antiguas de México, obtuvo durante años gran parte de su dinero y reputación del contrabando de cocaína y marihuana a través de la frontera con Estados Unidos.
A principios de la década de 2000, era uno de los tres grupos principales responsables de las guerras entre bandas de México. Los enfrentamientos entre el Cártel del Golfo y sus antiguos ejecutores, los Zetas, convirtieron partes de la región en una zona de batalla, lo que provocó la huida de miles de personas.
Con sede en el estado de Michoacán, en el oeste de México
La Nueva Familia Michoacana ascendió rápidamente al poder en las atestadas guerras del narcotráfico de México. En su estado natal de Michoacán, el grupo obtuvo gran parte de su dinero mediante el secuestro y la extorsión. A medida que se extendía su control, emplearon tácticas más sangrientas para imponer su poder, y a veces ataban notas a los cuerpos de las víctimas decapitadas.
El año pasado, el Departamento del Tesoro estadounidense impuso sanciones a los dirigentes del grupo en el marco de una operación contra el tráfico de fentanilo en Estados Unidos. En abril, la fiscalía estadounidense acusó a altos cargos de la banda de conspiración para fabricar y distribuir fentanilo, heroína, cocaína y metanfetamina.
Fuente: The New York Times