Foto ilustrativa de toallas sanitarias
Investigadores en Suiza han ideado una tecnología que convierte las toallas sanitarias en herramientas diagnósticas avanzadas, aunque el proyecto aún está en fase experimental, sus resultados iniciales abren una vía prometedora para detectar enfermedades de forma menos invasiva y con la frecuencia natural del propio cuerpo.
Una tecnología discreta que podría revolucionar el diagnóstico
Detectar el cáncer de ovario en fases tempranas es esencial, pero sus síntomas difusos y comunes con otras afecciones dificultan su diagnóstico. Frente a este reto, científicos del Laboratorio de Ingeniería de Sistemas de Nanopartículas de la ETH de Zúrich han creado un dispositivo diminuto, de apenas 2×2 cm, que puede incorporarse a una compresa higiénica para analizar la sangre menstrual.
El aparato está formado por una pieza de silicona con una tira reactiva que cambia de color si detecta tres proteínas específicas: proteína C reactiva (vinculada a inflamaciones), antígeno carcinoembrionario (presente en varios tipos de tumores) y CA-125 (asociado al cáncer de ovario). La clave está en la combinación de las tres, ya que por separado pueden indicar otras condiciones como endometriosis.
El sistema, además, integra un algoritmo de inteligencia artificial entrenado con múltiples muestras, que ofrece una interpretación precisa del resultado, aunque el cambio de color también es visible a simple vista.
Un recurso que el cuerpo proporciona de forma natural
La innovación no solo radica en la tecnología, sino en el recurso que emplea: la sangre menstrual, una muestra biológica que se desecha cada mes. Para evaluar su eficacia, los investigadores compararon esta sangre con muestras venosas de un grupo de voluntarias, observando apenas diferencias en los perfiles de proteínas detectadas.
Además, las usuarias no reportaron incomodidad al usar las compresas modificadas, destacando que eran indistinguibles de las habituales. Así, el dispositivo no solo resulta eficaz, sino que también es cómodo y discreto.
Un camino prometedor, aunque no exento de desafíos
Pese al entusiasmo generado, los científicos advierten de dos posibles limitaciones. Una es la saturación de sangre en la compresa, que podría dificultar la lectura del cambio de color. La otra es el impacto emocional: las pacientes podrían sentirse angustiadas al interpretar estos cambios sin una evaluación médica adecuada.
Por ello, se planean ensayos clínicos que contemplen tanto el aspecto técnico como el psicológico del uso del dispositivo. Aun con esas reservas, se vislumbra un futuro en el que las compresas no solo acompañen el ciclo menstrual, sino que también velen silenciosamente por la salud de quienes las usan.