Por Joseiri Novas
Publicado por 5 jul 2025

Cuidado, los síntomas de la anemia pueden confundirse con la vejez

Imagen ilustrativa.

Gary Sergott se sentía fatigado todo el tiempo. “Me cansaba, me faltaba el aire, tenía una especie de malestar”, dijo. Tenía frío incluso en los días cálidos y estaba pálido, con ojeras.

Su malestar no era misterioso. Como enfermero anestesista jubilado, Sergott sabía que tenía anemia, una deficiencia de glóbulos rojos. En su caso, era consecuencia de una enfermedad hereditaria que le provocaba hemorragias nasales casi diarias y le agotaba la hemoglobina, la proteína de los glóbulos rojos que reparte oxígeno por todo el cuerpo.

Pero al consultar a los médicos sobre su fatiga, descubrió que muchos no sabían cómo ayudarle. Aconsejaron a Sergott, que vive en Westminster, Maryland, que tomara comprimidos de hierro, normalmente el tratamiento de primera línea para la anemia.

Como a muchas personas mayores, sin embargo, le resultaba difícil tolerar un régimen diario de cuatro a seis comprimidos. Algunos pacientes que toman hierro se quejan de estreñimiento grave o calambres estomacales. Sergott sentía “náuseas todo el tiempo”. Y las tabletas de hierro no siempre funcionan.

Después de casi 15 años, encontró una solución. Michael Auerbach, hematólogo y oncólogo, quien es codirector del Centro de Cáncer y Trastornos Sanguíneos de Baltimore, sugirió que Sergott recibiera hierro por vía intravenosa en vez de oral.

Ahora Sergott, de 78 años, recibe una infusión de una hora de duración cuando sus niveles de hemoglobina y otros marcadores indican que la necesita, normalmente tres veces al año. “Es como llenar el depósito de gasolina”, dijo. Sus síntomas desaparecen y “me siento muy bien”.

Sin embargo, su historia refleja la frecuente desestimación de una enfermedad común, que no solo disminuye la calidad de vida de las personas mayores, sino que tiene graves consecuencias para la salud, como caídas, fracturas y hospitalizaciones.

Los síntomas de la anemia —cansancio, dolores de cabeza, calambres en las piernas, frío, disminución de la capacidad para hacer ejercicio, niebla cerebral— suelen relacionarse con el propio envejecimiento, dijo William Ershler, hematólogo e investigador. (Algunas personas con anemia permanecen asintomáticas).

“La gente dice: ‘Me siento débil, pero todo el mundo de mi edad se siente débil’”, dijo Ershler.

Aunque es probable que los niveles de hemoglobina se hayan incluido en los historiales de sus pacientes, como parte del hemograma (un análisis sanguíneo completo) que se pide habitualmente en las visitas médicas, los médicos no suelen reconocer la anemia.

“Los pacientes vienen a la clínica y se les hacen los análisis de sangre, y no pasa nada”, dijo.

La anemia afecta al 12,5 por ciento de las personas mayores de 60 años, y la tasa aumenta a partir de entonces, según los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición.

Pero eso puede ser una subestimación.

En un estudio publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society, Ershler y sus colegas examinaron las historias clínicas electrónicas de casi 2000 pacientes ambulatorios mayores de 65 años de Inova, el gran sistema de salud del norte de Virginia del que él se jubiló recientemente.

Según los resultados de los análisis de sangre, la prevalencia de la anemia era mucho mayor: aproximadamente uno de cada cinco pacientes estaba anémico, con niveles de hemoglobina por debajo de lo normal según las pautas de la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, solo un tercio de esos pacientes tenían la anemia debidamente documentada en sus historiales médicos.

La anemia “merece nuestra atención, pero no siempre la recibe”, dijo George Kuchel, geriatra de la Universidad de Connecticut, a quien no le sorprendieron los resultados.

Esto se debe en parte a que la anemia tiene muchas causas, algunas más tratables que otras. Quizá en un tercio de los casos se deba a una carencia nutricional, normalmente falta de hierro, pero a veces de vitamina B12 o folato (llamado ácido fólico en su forma sintética).

Las personas mayores pueden tener menos apetito o tener dificultades para comprar alimentos y preparar comidas. Pero la anemia también puede ser consecuencia de la pérdida de sangre por úlceras, pólipos, diabetes y otras causas de hemorragia interna.

La cirugía también puede provocar falta de hierro. Mary Dagold, de 83 años, bibliotecaria jubilada de Pikesville, Maryland, se sometió a tres operaciones abdominales en 2019. Permaneció postrada en cama durante semanas y necesitó una sonda de alimentación durante meses. Incluso después de curarse, “la anemia no desapareció”, dijo.

Recuerda sentirse siempre agotada. “Y sabía que no pensaba como suelo pensar”, añadió. “No podía leer una novela”. Tanto su médico de cabecera como Auerbach le advirtieron que era poco probable que el hierro oral le ayudara.

Fuente: The New York Times

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