Los príncipes de Gales, William y Kate, se preparan para mudarse a Forest Lodge, una mansión georgiana en Windsor que será su nuevo hogar a finales de este año.
La propiedad, construida en 1770, cuenta con ocho habitaciones, seis baños, salón de baile con lámparas de araña, pista de tenis, estanque privado y amplios jardines.
La mudanza representa un cambio importante para la pareja, que ha enfrentado años complicados: la muerte de la reina Isabel II y los diagnósticos de cáncer del rey Carlos III y de la princesa Kate. Fuentes cercanas señalan que esta decisión simboliza un nuevo capítulo en sus vidas.
Forest Lodge está a seis kilómetros de Adelaide Cottage, su actual residencia, y no contará con personal interno.
Los príncipes pagarán un alquiler de mercado, ya que forma parte de The Crown Estate, propiedad de la Corona británica.
La mansión está catalogada como edificio de interés histórico (grado II) y ya recibe reformas financiadas por la pareja. Aunque es más amplia que Adelaide Cottage, sigue siendo menor en tamaño que el Royal Lodge, residencia del príncipe Andrés.
De seguir en Forest Lodge al convertirse en rey, William sería el primer monarca británico en no habitar un palacio o castillo. Una decisión que refleja un estilo de vida moderno y familiar.