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La tarde de este jueves, la República Dominicana rinde un emotivo homenaje a una de sus mentes más creativas y únicas: Cristian Tiburcio, este destacado artista plástico, ceramista, escultor y pintor originario de Bonao, fallece tras enfrentar problemas de salud.
Tiburcio se distingue por ser un incansable creador de formas y colores, un verdadero visionario que logró integrar su vida con el arte. Transformó su hogar en la emblemática Casa Museo Tiburcio, un lugar donde cada rincón, objeto y habitación narra una historia hecha de cerámica, pintura y pasión.
“Con profundo dolor y respeto, despedimos al maestro Cristian Tiburcio, una de las mentes más brillantes y originales que ha tenido la República Dominicana”, expresan amigos y allegados al confirmar su partida.
Desde escaleras hasta techos, y desde camas hasta lavamanos, cada elemento de su hogar fue intervenido por su talento artístico. La Casa Museo Tiburcio representa no solo un espacio de contemplación, sino un recorrido multisensorial que refleja el alma dominicana, convirtiéndose en un destino imperdible para quienes visitan Bonao.
“Nos enseñó que el arte no tiene límites, que cada espacio puede ser un lienzo, y que la creatividad puede surgir de las raíces más profundas de lo cotidiano”, recuerdan quienes han compartido su legado.
Nacido en 1968, Cristian dedicó su vida a soñar en grande y a vivir rodeado del arte que él mismo producía. Siempre estuvo acompañado por su familia y amigos que admiraban su dedicación, autenticidad y estilo inconfundible.
Con sus manos, moldeó cerámica, talló esculturas y pintó murales que continúan despertando asombro y orgullo. Su legado va más allá de su tiempo, dejando una huella imborrable en la historia del arte contemporáneo dominicano.